EL MUNDO DE HEDONIA.

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martes, 19 de noviembre de 2013

Caifanes cerrará el año con un concierto en Ecatepec. Se presentan el sábado 14 de diciembre a partir de las cinco de la tarde en el Tecnológico de la localidad.


Gaby Gazcón
Dirección General

Reyna, Violetta, y Viktor
Colaboradores

María Esther Beltrán Martínez
Corresponsal en España


Caifanes cerrará el año con un concierto en Ecatepec

Se presentan el sábado 14 de diciembre a partir de las cinco de la tarde en el Tecnológico de la localidad.


Caifanes es una de las bandas más legendarias, influyentes e importantes del rock mexicano. Desde que anunciaron aquella presentación en el Vive Latino de 2011 lo suyo se volvió un hito y como tal se dedicaron a crecer los sueños de su público que no los han dejado ir a descansar, pues lo que era un “aquí nos tienen y nunca nos volverán a ver” se ha vuelto una renovación constante de su calidad con cada presentación. Hasta el momento, aún no presumen nuevo material pero se alude en entrevistas que ya tienen algo de eso; sin embargo, el setlist de cada fecha y particularmente de esta en el estado de México huele a nostalgia. Caifanes ha decidido hacer una última presentación en el año para los seguidores de la entidad y del Distrito Federal este sábado 14 de diciembre de 2013 en el Tecnológico de Estudios Superiores de Ecatepec, ubicado a un costado del Metro Ecatepec, donde en punto de las cinco de la tarde el grupo desplegará toda su fuerza.
Su regreso sigue siendo de ensueño en tanto se mantiene vigente una alineación básica que ya es conocida: Alejandro Marcovich en la guitarra; Alfonso André en la batería, percusiones y voces; Saúl Hernández en los vocales y guitarra; Diego Herrera en el teclado, sax, keytar, guitarra y percusiones y Sabo Romo en el bajo, teclado y voces.
Caifanes fue una banda de rock mexicana bajo la batuta de Saúl Hernández. Fue un elemento importante en el renacimiento de la escena rockera a finales de los ochenta, cuando los grupos comenzaron a promoverse en los medios y ganaron mercado frente al pop. Para muchos se trata del grupo más representativo de los noventa. Tras su disolución, Hernández inició un nuevo proyecto, Jaguares.
Originalmente Caifanes estuvo conformado por Saúl Hernández (voz y guitarra), Salvador "Sabo" Romo (bajo) y Diego Herrera (teclados y saxofón). Alfonso André (batería y percusiones) se uniría a la banda a partir de su tercera presentación en vivo. Su primera presentación fue el 11 de abril de 1987 en Rockotitlán. La expectación creada en el underground rockero mexicano fue tanta que mucha gente se quedó fuera del recinto. Si bien Caifanes era un grupo nuevo, la anterior banda de Saúl, Alfonso y Alejandro Marcovich, Las Insólitas Imágenes de Aurora, tenía una amplia base de fanáticos. Su primer disco, Caifanes (a veces nombrado también Mátenme porque me muero, Volumen 1 o Disco negro) salió a la venta en agosto de 1988 y el sencillo Mátenme porque me muero fue su primer éxito, seguido por Viento y La negra Tomasa, una versión de una cumbia escrita por el músico cubano Guillermo Rodríguez Fiffe. El disco mostraba claras influencias del grupo británico The Cure y del resto del movimiento dark.
Gustavo Cerati participó como músico invitado en la grabación del álbum tocando la guitarra en La bestia humana. Este álbum fue precedido por un EP con tres canciones producido con la intención de probar la aceptación del grupo entre la posible audiencia; el resultado fue la venta de más de trescientas mil copias y, por lo tanto, la grabación del primer LP.
Su segundo disco fue Volumen II, pero es mejor conocido como El diablito. Esto se debe a la inclusión de la imagen de un diablo, que recuerda una tarjeta de lotería, acompañado por una leyenda que dice justamente "El diablito”. El guitarrista Alejandro Marcovich se integra al grupo; su presencia resultó notoria desde un principio y su estilo fue fundamental en lo que comenzaría a ser el sonido de Caifanes. En El diablito aparece una de las canciones más populares del grupo, La célula que explota. Esta canción, mezcla de balada rockera con música de mariachi, apunta muy claramente la dirección que Caifanes habría de tomar a partir de ese punto: una mezcla de rock con elementos de la amplísima gama de estilos que comprende la música popular mexicana.
En 1992 se edita El silencio, producido por Adrian Belew y que incluye gran parte del repertorio clásico de Caifanes, como No dejes que ..., Miércoles de Ceniza, Nubes y Nos vamos juntos. Cuando este disco salió a la venta el grupo ya era un éxito en México, Centroamérica, algunos países de Sudamérica y entre la comunidad hispana de Estados Unidos. En agosto de 1992 llenaron por completo el Hollywood Palladium de Los Ángeles. En 1993 hicieron lo mismo en el Palacio de los Deportes de la ciudad de México, hazaña que ningún otro grupo de rock mexicano había logrado hasta el momento; con dicho concierto Sabo Romo se despidió de la agrupación. Diego Herrera lo seguiría poco tiempo después, al concluir esa gira.
Al llegar 1994, Caifanes queda reducido a un trío conformado por Saúl, Alfonso y Alejandro acompañados en el bajo por Federico Fong y en los teclados por Yann Zaragoza. Juntos dan forma al último álbum de los Caifanes, El nervio del volcán. Se eligen como sencillos las canciones Afuera, Miedo, Aquí no es así y Ayer me dijo un ave. Su presencia en los medios de comunicación crece y es seguida muy de cerca por los noticiarios de MTV Latino para quien realizaron un unplugged (que en realidad fue un concierto eléctrico) y donde se documentaron tanto el creciente éxito internacional del grupo (por ejemplo, en esos días abrieron el concierto de los Rolling Stones en la ciudad de México y participaron en el festival Womad, organizado por Peter Gabriel) como las crecientes diferencias entre Hernández y Marcovich que llevarían a la disolución del grupo (en un reportaje dado para MTV Latinoamérica, en Bogotá Colombia, Saúl le pregunta a Alejandro "¿Qué tenemos en común?" y éste responde sarcásticamente "¿El número de cromosomas?"). Caifanes ofreció su último concierto el 18 de agosto de 1995 en la ciudad de San Luis Potosí.

Tras la desintegración de Caifanes, Hernández se dedica a recuperarse de un mal viral en sus cuerdas vocales, e invita a Alfonso André (batería), a formar un taller musical llamado Jaguares, Alfonso, en ese momento se encontraba tocando en La Barranca con Federico Fong (bajo) y José Manuel Aguilera (guitarra) y propone a Saúl incorporarlos a la nueva banda, generando una historia propia que brilló con diversos premios internacionales hasta este regreso marcado por la añoranza y el deseo que sea para siempre.

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