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Gaby
Gazcón
Dirección
General
Magaly,
Israel y Viktor
Colaboradores
María
Esther Beltrán Martínez
Corresponsal
en España
Desde
España
Warhol,
Rauschenberg, Wesselmann, Lichtenstein, Hockney
Hamilton
son parte de los Mitos del Pop en el Thyssen-Bornemisza
María
Esther Beltrán Martínez
Madrid,
España.- El Pop llega a la ciudad de Madrid con obras de maestros del arte
contemporáneo como: Warhol,
Rauschenberg, Wesselmann, Lichtenstein, Hockney, Hamilton o Equipo Crónica,
entre otros. La sede donde se exponen más de cien obras es el Museo
Thyssen-Bornemisza con la exposición
Mitos del pop.
La
selección de obras propone una visión
renovada de esta corriente artística desde la perspectiva que ofrece el siglo
XXI. Tiene como objetivo llevar al público por un viaje artístico en el que se
visite lo pionero del pop británico como
el pop clásico norteamericano y su expansión por Europa. La muestra rastrea
fuentes comunes del pop internacional y realiza una revisión de los
mitos que definen al movimiento. Muestra imágenes de artistas significativos
que esconden un irónico y novedoso
código de percepción de la realidad que
aún sigue vigente en el arte de nuestros días.
Después
de veinte años de que se presentará en Madrid una exposición de arte Pop en el
Museo Reina Sofía en 1992, ahora toma la batuta la curadora Paloma Alarcó, Jefe
de Conservación de Pintura Moderna del Museo Thyssen y presenta nuevamente una exposición de Arte
Pop.
En
esta ocasión proponen a diferencia de otras exposiciones antológicas o de retrospectivas
de algunos de sus principales representantes que han tenido lugar en los
últimos años,mostrando el pop como precedente de muchas corrientes artísticas
contemporáneas, el planteamiento que propone Alarcó es enlazarlo con la
tradición de la pintura, y reivindicar esas raíces que la propia colección
permanente del Museo pone de manifiesto con su recorrido por más de setecientos
años de historia de la pintura que culmina con la obra de algunos de los
grandes nombres del arte pop.
La
exposición está dividida en un recorrido
temático que pone de manifiesto esa
vinculación, organizando las
salas según los géneros clásicos del
retrato, la naturaleza muerta, la pintura de historia o el paisaje, y mostrando
conjuntamente la obra de las grandes figuras del
pop norteamericano y
británico con la de artistas españoles, italianos, alemanes o franceses
que compartieron una actitud similar.
Alarcó
explica que la exposición Inicia con una
versión de 1992 de este famoso collage de Hamilton, en el que un culturista
sujeta un enorme chupa‐chup con la palabra POP (un fragmento de la
marca de caramelos American Tootsie Roll Pop) en un interior moderno, con una
televisión, un cómic enmarcado, un magnetofón, una aspiradora… todo lo
necesario en los hogares de la cultura
de consumo y que, para la Inglaterra de
entonces, era un mundo idílico solo conocido por las revistas americanas.
“
El escocés Eduardo Paolozzi formó parte también de este grupo de pioneros
británicos del pop; entre 1947 y 1952 realizó su serie de collages Bunk!, del
que se presentan tres ejemplos realizados con revistas americanas de papel
cuché, tiras de cómics o anuncios, y que se enmarcan en la misma línea de
transformar el glamour americano en una imagen irónica. Con los collages de Hamilton
y Paolozzi podemos considerar inaugurado el arte pop, que no comenzaría su
andadura en Estados Unidos hasta los primeros años de la década siguiente.
Andy Warhol se convirtió en artista a
través de la publicidad y del
cómic. Después de
trabajar como ilustrador y
publicista para revistas
como Glamour o Harper's Bazaar, o para la firma de zapatos
Miller Shoes, en torno a 1960 y por caminos paralelos, tanto él como Roy Lichtenstein
comienzan a representar
personajes de cómics en sus pinturas,
agrandando los dibujos
de las viñetas y
convirtiéndolos en obras
de gran formato”.
Utilizando
las imágenes y técnicas de las comic strips (la característica trama de puntos
estarcidos o técnica Benday pero
aplicada manualmente) Lichtenstein
anulaba la textura y el gesto
pictórico de sus predecesores abstractos y exploraba a la vez las complejas
conexiones entre el arte y la cultura
popular. Aunque a
simple vista sus
obras parecen simples viñetas
agrandadas, al ser analizadas detenidamente, observamos un
personalismo retrato de la nueva América. Look Mickey, Forget it! For get me!,
Vicki o Mr. Bellamy, que abren la exposición,
son un magnífico ejemplo de cómo logra transformar imágenes banales en
auténticas obras de arte”.
El
público durante su visita podrá disfrutar de emblemas desde mediados del siglo
XX, el vertiginoso desarrollo de los medios de masas había invadido la sociedad
de slogans y marcas que corearían de manera incesante la televisión, la prensa,
los anuncios luminosos y que, como era de esperar, se convertirían en un torrente de ideas
visuales para los artistas pop.
Desde las famosas Dianas de Jasper Johns y Peter Blake hasta las marcas
comerciales de Warhol, los emblemas poblaron las obras pop. Así como obras
significativas como Diana verde de Johns, Lata grande de sopa Campbell’s
rasgada (Black Bean) o Caja Brillo Soap Pads de Warhol, junto a otros ejemplos
como Epifanía de Richard Hamilton, Coca‐ Cola de Mario
Schifano o EAT eléctrico de Robert Indiana.
En
mitos se refleja el Hollywood que fue una máquina de fabricar mitos y muchos de
ellos se convirtieron en motivos para los artistas pop: el italiano Mimmo
Rotella nos muestra a Liz Taylor como reina del Nilo en Cleopatra; Ray Johnson,
uno de los primeros en introducir a
las estrellas de la música y el
cine en unos pequeños collages que realizó en los años 1950, inmortaliza a Marlon
Brando o James Dean. También los
artistas británicos supieron combinar
la fuerza mediática de los grandes ídolos con determinados aspectos
de su cultura popular y crearon sus propios mitos como The Beatles (The 1962
Beatles, de Blake) o The Rolling Stones (Liberación, de Hamilton).
Los
retratos con la irrupción
del pop asistimos
a una nueva
reinterpretación del retrato.
Los procedimientos
mecánicos cambiaron las relaciones entre la subjetividad individual y la
conciencia de masa, y los
artistas rebasaron los límites del original al reinterpretar imágenes preexistentes; un nuevo y deliberado
compromiso con la propia
idea de imagen que podría interpretarse
como el cuestionamiento de la
individualidad a favor del estereotipo o del anonimato. Numerosos retratos y
autorretratos pop, utilizan con frecuencia imágenes fotográficas o recortes de
revistas para su elaboración; así lo vemos en Autorretrato con guitarra azul de
David Hockney, en Retrato de David Hockney en un interior español de Hollywood
de Peter Blake o en Hombre reflejado de Allen Jones.
El
paisajes, interiores, naturalezas muertas fueron tema de la re interpretación
de la pintura pop convirtiendo la
historia del arte
en un inagotable banco
de imágenes. El
paisaje impresionista y expresionista o la propia tradición
paisajista norteamericana confluyen
en la versión mecanizada del
pop, como en
Cielo Amarillo de Roy Lichtenstein o en los paisajes urbanos de Ed
Ruscha, inspirados en
las grandes urbes
de la costa Oeste norteamericana.
Con
el erotismo urbano la profunda transformación de actitudes y normas sociales
que trajo consigo la revolución sexual contagió
todas las esferas
del mundo occidental.
Como consecuencia de
ello, los medios
de comunicación se inundaron de metáforas eróticas protagonizadas por
mujeres seductoras y hombres atractivos
que, inmediatamente, se incorporaron
al repertorio plástico del
pop. Ya en el
famoso
collage
de Hamilton había una evidente
referencia al nuevo culto
al cuerpo del culturista
y a la sensualidad artificial
de la chica
pin‐up del
sofá. Richard Lindner,
Allen Jones, R.B.
Kitaj, Tom Wesselmann, James
Rosenquist, Andy Warhol
y otros muchos
artistas
relacionados con el pop
participaron en 1966 en la exposición ‘Erotic Art 66’, celebrada en la Sidney
Janis Gallery de Nueva York, para
resaltar el carácter
obsesivo que había
adquirido en el
arte el erotismo
de la nueva sociedad.
La
pintura de historia acontecimientos históricos
o determinadas efemérides contemporáneas fueron igualmente cruciales
para la iconografía pop. El
legado de la pintura de historia junto a la profusión y
la difusión inmediata
de imágenes de
cualquier suceso a través
de los media
ofrecía a los
artistas una
oportunidad
inigualable de repensar y reinterpretar la historia presente y pasada a través
de los nuevos medios artísticos.
Andy
Warhol fue un verdadero cronista de su tiempo: la llegada del hombre a la Luna,
o el asesinato de Kennedy a través de la imagen
de su viuda,
Jackie, son algunos
de los ejemplos reunidos en la sala. El patriotismo
que desencadenó la voluntad de reforzar
la identidad americana durante la posguerra o el precario equilibrio
del mundo, fueron temas reflejados
en la obra de artistas como el
norteamericano Robert Rauschenberg
(Retroactivo
II), el italiano Mimmo Rotella (Viva América) o el sueco Öyvind Fahlström
(Balancín rojo).
En España,
la falta de
legitimidad democrática del régimen franquista desencadenó una
progresiva conflictividad política y un descontento social que tuvo también su
reflejo en el arte.
Sin
duda alguna es una excelente exposición que verán miles de españoles y
visitantes extranjeros.
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