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Gaby
Gazcón
Dirección
General
Magaly,
Israel y Viktor
Colaboradores
María
Esther Beltrán Martínez
Corresponsal
en España
O’Neill
y De Rojas Zorrilla presentes
en
el Festival de Teatro de Málaga
María
Esther Beltrán Martínez Fotos: Cortesía
Teatro Cervantes
Málaga.-
Dos autores universales agasajan al publicó en el marco del XXXII Festival de
Teatro de Málaga. Una versión de El
largo viaje del día hacia la noche de Eugene O’Neill y Donde hay agravios no hay celos de Francisco
de Rojas Zorrilla. Ambas obras son recibidas con gran éxito y por minutos el
público ovaciona a sus intérpretes que entregan todo en su presentación.
La
primera obra nos traslada al año de 1912 en donde está confeccionada con
mimbres de primerísimo nivel. Mario Gas interpreta a ‘James Tyrone’ y Vicky
Peña a su esposa, ‘Mary Cavan Tyrone’, encabezan el reparto de campanillas de
la minuciosa versión de Borja Ortiz de Gondra de este texto clásico, un drama
autobiográfico en el que el Nobel narró la bajada a los infiernos de una
familia en un solo día de verano.
Y
Donde hay agravios no hay celos, la trepidante comedia de Francisco de Rojas
Zorrilla con la que la Compañía Nacional de Teatro Clásico regresa al Cervantes
tras dieciséis años sin pisarlo. La directora Helena Pimienta ha confeccionado
una excelente versión de esta
desternillante trama de enredos, ocultaciones de personalidad, representaciones
dentro de la representación, escenas jocosas, guiños procaces, dobles sentidos
y duelos.
Dos
obras que captan la atención del público,
El largo viaje del día hacia la noche muestra cuestiones de
farmacodependencia, la lucha por lograr metas y el cuestionamiento de la
conducta de los hijos fuera de las posibilidades de darles realmente lo que
requieren para su crecimiento personal. El poder de la droga ante la felicidad
de la familia. La vida de riqueza no es
sólo suficiente para poder ser felices, sino se sabe usar los recursoss materiales.
Juan
José Afonso dirige un texto que destripa cuestiones tan arduas y profundas como
la imposibilidad de amar, el destino considerado como una losa o las
apariencias y secretos ocultos que siempre caracterizan las relaciones de las
personas unidas por los lazos de sangre.
“Deseamos contar esta historia porque creemos
–asegura el director de este montaje de Iraya Producciones,Juan José Afonso-
que nadie como O’Neill ha sabido relatarnos a partir de su mundo más íntimo y
personal los grandes enigmas del ser humano y su relación con el mundo”. Ése es
el mérito de un escritor que ganó un Nobel y cuatro Pulitzer, pero que sufrió
la descomposición de su familia (repudió a su hija por casarse con Charles
Chaplin
sin su aprobación, sus hijos acabaron suicidándose, él mismo cayó en el
alcoholismo y la enfermedad): el escritor de Extraño interludio o A Electra le
sienta bien el luto supo hacer universal en sus textos toda esta tragedia
personal.
“Es
una obra autobiográfica de Eugene O’Neill –ha afirmado Vicky Peña en una
reciente entrevista-, que perfila una circunstancia que le sucedió a él con su
familia. Por eso está muy cargada de verdad y de observación sobre las
relaciones familiares, sobre el amor que se puede tener la gente y lo difícil
que puede resultar expresarlo cuando se trata de cuatro seres un tanto
atormentados. En el transcurso de un día pasan de la claridad radiante y
risueña de la mañana a un momento en el que se les llevan todos los demonios”.
Y es que, como afirma Afonso, “partiendo de un
reencuentro familiar y en el transcurso de un anodino día, O’Neill nos termina
enfrentando a grandes retos de nuestra existencia. Y eso es lo que hace de esta
obra un clásico universal”.
Donde
hay agravios no hay celos
Disfrutar
de teatro clásico bien dirigido y producido es una delicia. Aún cuando hemos
perdido el hábito por los versos, la puesta en escena de la Compañía Nacional de Teatro Clásico es una
experiencia positiva.
Su
directora Helena Pimienta comenta que al dirigir esta obra y como responsable
de la CNTC “considero imprescindible abordar este título que contrapone el
honor a los celos, por tanto, al amor; que sitúa frente a frente a un rígido
orden social y a la naturaleza que, mediante el juego del intercambio de
identidades y del teatro en el teatro, trastoca la vida de los que realizan el
intercambio, de los que los observan y participan de sus peripecias y de
nosotros mismos, público de hoy que miramos
a través de pequeñas rendijas lo que ellos son y lo que nosotros somos.
La risa es nuestra aliada en este viaje por un Madrid decadente heredero
de una
época de exaltación, donde un sentido del honor exacerbado impide que germinen
la razón y los sentimientos. La maestría teatral de Rojas Zorrilla, su gran
habilidad para crear comedia nos conduce, como en un encantamiento, al lugar
donde habita el amor, al lugar donde pudiera renacer la inocencia.
“La
risa es nuestra aliada en este viaje por un Madrid decadente heredero de una
época de
Donde
hay agravios no hay celos que surgió para abrir la pasada edición del Festival
de Teatro Clásico de Almagro, cuenta con la adaptación de Fernando Sansegundo
del texto de Rojas Zorrilla y con un versado reparto que reúne a David Lorente,
Jesús Noguero, Óscar
Zafra, Rafa Castejón, Nuria Gallardo, Clara Sanchis,
Fernando Sansegundo, Natalia Millán y Mónica Buiza. El acordeonista Vadzim
Yukhnevich y el canto de los actores redondean el montaje, uno de los más
redondos de la pasada temporada según la crítica especializada, con músicas
adaptadas por Ignacio García que comprenden desde danzas populares
renacentistas hasta canciones latinoamericanas como ‘La llorona’, ritmos
balcánicos o arias de Vivaldi.
El
vestuario, la luz y la escenografía es excelente y capta la atención y da vida
a cada una de las actuaciones de los personajes y un merecido reconocimientos
al actor David Lorente, quien hace el papel de Sancho y da vida a la obra con
su comicidad.
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