Gaby
Gazcón
Dirección
General
Violetta,
Israel y Viktor
Colaboradores
María
Esther Beltrán Martínez
Corresponsal
en España
DESDE ESPAÑA
Se
vive intensamente la Semana Santa
en
las principales ciudades de Andalucía
María
Esther Beltrán Martínez
Fotos:
Carlos Santana Ruíz
Andalucía,
España.- Una semana donde se engalana las calles de las principales
ciudades de Andalucía es la Semana Santa. Tronos, pasos, bandas musicales,
capirotes de colores, nazarenos, mujeres vestidas de negro con sus mantillas,
saetas e imágenes que procesan por
diversas calles del centro de las ciudades son los responsables de recrear
una Semana Santa inolvidable.
Las
cofradías son grupos encargados de trabajar durante todo el año para que la Semana Santa luzcan
sus imágenes, históricas en su mayoría de los casos ,resplandecientes en su
trono. Estos son llevados por decenas y como en el caso de Málaga por
centenares de cofrades. Para poder hablar de los elementos que encierra cada
trono y cada procesión se tiene que saber un poco de la jerga de cada ciudad.
Está
vez quiero compartir la experiencia. Desde la vista del observador que disfruta
de cada procesión y queda admirado por
el paso de las diversas imágenes que lucen en tronos pequeños durante su
traslado hasta las impresionantes procesiones de Semana Santa.
Aunque
las cofradías trabajan todo el año donde realmente se lucen a la vista del
público es con los traslados. Que es la salida de las imágenes de sus templos
para llevarlas a la casa de la hermandad, el cambio se hacen en andas pequeños
tronos en comparación a los procesionales. Las casas de los cofrades son en
algunos casos museos donde se conservan los mantos que son finamente bordados,
los candiles, el vestuario y los accesorios que llevan casa hermano cofrade
durante su procesión.
En
Granada, Sevilla, Cádiz y Córdoba la manera de llevar los tronos es por
costaleros nominación que tienen los hombres que sobre la espalda cargan el
peso; mientras que en Málaga los hombres de trono meten su hombro debajo de los
varales, que es la pieza de metal o madera de varios metros de longitud que
sobresale de la estructura de trono.
Uno
de los traslados más esperados en la Costa del Sol es la del Cautivo. Al salir
de su templo se tiene una misa a las seis de la mañana y comienza el recorrido
hasta el hospital civil. lugar donde se cantan saetas y los enfermos pueden
pedir al Señor por su salud. Durante el trayecto a su Casa de hermandad son
miles los que observan su paso mientras le avientan claveles rojos. Hay varios
momentos donde se detienen para bajar los claveles y dejar espacio para el
resto del camino. Jesús Nazareno vestido con su túnica blanca es acompañado por
la Virgen de la Trinidad.
El
domingo de Ramos inicia la procesiones con La Pollinica, caracterizada porque
se suman centenares de niños que acompañan a Jesús a su entrada en Jerusalén a
lomos de una burra un pollino.
Cada
día se suman entre cinco y seis procesiones en Málaga el cortejo procesional
esta formado por Cristo y Virgen cada uno con sus penitentes, banda musical y
decenas de nazarenos.
Los
nazarenos son los que dan colorido a la procesión cada cofradia tiene su color
distintivo y en dos filas marcan los pasos de los tronos son los que abren paso
en las calles, algunos llevan estandartes,y el libro de reglas de su
agrupación.
Las
familias viven la Semana Santa con mucha intensidad, ocupan lugares en las
calles y cargan con sillas y bocadillos para sus hijos. Mientras que los niños
esperan con ilusión el paso de los nazarenos que llevan velas y esperan su paso
para pedirles cera para hacer bolas enormes que guardan año con año. Mientras
que no se les pierda.
El
paso de la banda es sonoro es la encargada de dar el paso de los tronos que al
ritmo que marcan caminan los hombres de trono, que lucen túnicas del color de
la cofradía. En sus rostros se marca el peso que llevan en los hombros, el
esfuerzo que realizan por dar cadencia y ritmo. Además de la enorme precisión
que deben tener al dar vueltas en la esquinas estrechas de las calles
andaluzas.
Los
hombres de trono son ovacionados cuando levantan con un brazo el trono al
encontrarse frente a otro. El saludo se hace y la banda toca se ve el
movimiento lento y rítmico de las imágenes en lo alto. Es un momento emocionante.
La
belleza es patente cualquier persona queda admirado por las diversas tallas de
tronos, la confección de los mantos, uno de ellos realizado con flores
naturales otros con hilos de oro. Las coronas de las Vírgenes, los detalles que
llevan en su vestimenta como en los tronos. Los Cristos y la elegancia de las
Vírgenes es un conjunto visual que da Andalucía.
Los
estados de ánimo que proyectan es palpable desde la alegría de ver a la
Pollinica, la novia de Málaga que es la Rocio, como el silencio y la tristeza
al paso del Sepulcro y la Servita que pasa por las calles en la oscuridad y
sólo se escuchan los rezos de sus cofrades.
Vivir
la Semana Santa en Andalucía es un banquete de colores, de fiesta, de fe y de
mucha belleza.
Antonio
Banderas se nombra hijo predilecto de Andalucía
*Sus
discursos son claros emotivos y
pragmáticos
María
Esther Beltrán Martínez
Andalucía,
España.- El veintiocho de febrero se
celebró el día de Andalucía y se entregaron reconocimientos a ciudadanos
destacados por su trayectoria profesional,
entre los que se encontraron empresarios, ciudadanos, artistas,
cineastas y el actor malagueño Antonio Banderas.
Antonio
es reconocido por su trayectoria profesional internacionalmente y aunque en
Andalucía es un punto de referencia su
trabajo lo que influye para que lo nombren como hijo predilecto es su labor
personal .
José
Antonio Domínguez Banderas, es un ciudadano que participa intensamente en las
actividades de Semana Santa en su Málaga natal. Participa en actos
universitarios y culturales. Y se
desenvuelve con sencillez y carisma. Sonriente y atento brinda siempre una
sonrisa.
Y
al agradecer el reconocimiento dejó ver su personalidad, sus palabras fueron
directas y con mucha emotividad.
“Incomprensiblemente
plantado en un lugar y en una posición ocupada anteriormente por individuos
cuyas trayectorias humanas y profesionales superan claramente a la mía, doy
comienzo a mi intervención enfundado en la piel de una especie de Hamlet
malagueño, superado por montañas de preguntas sin respuestas, y de más
tribulaciones que certezas. Y si bien el reconocimiento que hoy se me otorga
abre la puerta de esas incertidumbres, es el contexto en el que esto se produce
lo que sin duda desata dentro de mí una batalla contra mi inseguridad. La
guerra del yo, contra mí mismo.La obviedad, y el continuo martilleo de ese
contexto, es decir, la situación que vive nuestra gente, nuestro pueblo, como
consecuencia de la maldita crisis que padecemos, y de todos los rotos que ésta
va dejando a su paso, no sólo no atenua, sino que acentúa el dramatismo de una
letanía a la que diariamente se van añadiendo seres humanos que sufren,
individuos con nombres y apellidos que pelean por mantenerse a flote, por no
hundirse en este océano confuso de numeros macro-económicos, despiadados
mercados, y primas de riesgo.
Yo
no tendría vergüenza, ni agallas para mirarme mañana al espejo, si solo
dedicará este momento a lanzar, desde esta tribuna, agradecimientos floridos,
alabanzas más o menos folclóricas y amanerados piropos a la tierra a la que
todos los que aquí estamos amamos profundamente. De eso no me cabe la menor
duda. Y me pregunto: ¿Podemos en estos momentos, en el que todos estamos
inmersos, de una manera u otra, en una superlativa cacofonía de voces
contrarias, acertar a decir algo que traspase el muro de unos oídos exhaustos
de oír ecos discordantes, promesas vacías y declaraciones huecas? ¿Puedo pronunciar alguna palabra que aporte
un cierto valor, o un mensaje de esperanza. Y sobre todo algo, no que posea el
don de la verdad, eso sería demasiado pedir en un momento en el que parece que
todos somos sospechosos de algo, sino que sea mínimamente creíble? Yo, que soy
un optimista estúpidamente romántico creo que sí, que sí es posible. No tanto
por las garantías, y la credibilidad de quien os habla, sino por la voluntad
del que escucha.”
Antonio
habló de la diversas fuentes de riqueza que tiene Andalucía en lo agrícola, en
el campo literario, destacó la labor de
Esther Yáñez González-Irún quien fue la primera mujer que ingresó en la Escuela Naval de la
Marina en Pontevedra. Destacó el trabajo artístico de la bailarina y coreógrafa
Maria Rosa Orad Aragón entre otros destacados andaluces.
Antonio
emocionó al recordar las acciones que pasaron en Málaga:
“El
4 de diciembre de 1977 yo participaba en los ensayos de una obra de teatro con
mis compañeros del grupo independiente Dintel. Se llevaban a cabo estos en una
casa en ruinas del malagueño barrio del Perchel. Yo tenía 17 años, los
bolsillos vacíos, pero el alma llena de ilusiones y planes más o menos
imposibles. A media mañana comenzaron a oírse a cierta distancia de donde nos
encontrábamos los ecos de una multitud que iba poco a poco tomando las calles
céntricas de nuestra ciudad. Los ensayos comenzaron paulatinamente a perder
interés a medida que sentíamos la urgencia y la curiosidad por ver con nuestros
propios ojos el acontecimiento histórico que estaba teniendo lugar a pocos
metros de donde nos hallábamos. Debido a
la falta de concentración que se apoderó de todos nosotros el director de la
obra decidió, con buen criterio, suspender los ensayos y dejarnos ir, decisión
que fue recibida con alborozo por parte de todos los miembros del grupo.
Salimos
de allí en estampida, y a poco nos incorporábamos al río de gente que avanzaba
con aires más festivos que reivindicativos. Sorprendía la gran cantidad de
personas que se había dado cita en aquella primera celebración del día de Andalucía, y el carácter alegre de
la manifestación. Recuerdo ver muchos niños, algunos portados a hombros de sus
padres, así como grupos de gente, que acompañados por una guitarra, entonaban
canciones típicas de nuestra tierra. Frente a otras demostraciones callejeras
de las que yo había sido testigo, aquella se desmarcaba y establecia un factor
diferencial subrayado por las sonrisas en las caras de todos, por el orgullo de
salir a la calle como andaluces, como pueblo que se reconocía en su propia
idiosincrasia. Pero no duró mucho la fiesta, pues a poco de habernos unido a la
manifestación, 10, quizás 15 minutos después, todo cambió. El lugar donde nos
encontrábamos era el puente de la Prolongación de la Alameda. Desde esa
posición, y a pesar de los años transcurridos, esto es lo que recuerdo. Al
principio, un detalle insignificante, pero al que recuerdo prestar atención.
Una señora, con sus hijos de la mano, corría en dirección contraria al sentido
de los manifestantes. Al pasar junto a nosotros la oí decir, " tenía que
pasar, tenía que pasar". Unos segundos después, no muchos, el número de
personas que emprendían lo que interpreté como una huída, iniciaban el mismo
camino en dirección contraria que había seguido la señora con los niños. Sus
caras ya no enseñaban sonrisas sino miedo. A partir de ese momento, lo que
recuerdo es una concatenación de imágenes confusas, y rápidas que probablemente
han sufrido el desperfecto lógico tras haber permanecido muchos años en los
cajones de mi memoria. Luces azules de
las furgonetas antidisturbios, carreras desesperadas, caídas, una bandera con
los colores de nuestra tierra caída en el suelo y en la que se enredaban los
pies de alguien que corría, un bote de humo que saltaba entre la gente que se
empujaba, gritos en medio de una niebla que se agarraba a la garganta.
No
lo supe en aquel momento, pero a muy pocos metros de donde yo me encontraba, la
vida de Manuel José García Caparrós había pasado del blanco y verde de la
mañana al negro eterno de lo irreversible, de lo que ya no tenía arreglo. Había
caído abatido por un disparo que hizo diana en el corazón de todos los
andaluces, tiñendo de dolor a un pueblo que minutos antes cantaba ilusionado el
inicio de un camino hacia un futuro que habría de salvar obstáculos, momentos
claros y oscuros, vicisitudes, pero que estaba rodeado de esperanza.
Confieso
sentir un estremecimiento casi sobrenatural al comprobar lo paradójico de este
momento en el que me encuentro en relación a Manuel José. El haber estado a tan
pocos metros de él cuando se enfrentó a sus últimos pensamientos, su última
mirada a esa Andalucía que se desmoronaba a su alrededor, y volver a
reencontrarme con su memoria el día en que ambos recibimos el título de hijos
predilectos de nuestra tierra es hoy para mí motivo de reflexión compleja y
profunda. Desata un aluvión de preguntas a las que me veo obligado a responder
por respeto a ti, y al precio que pagaste por salir a la calle aquella mañana
del 4 de diciembre a defender la libertad, el nombre de tu tierra y la dignidad
de sus gentes.
Manuel
José, hoy sé que el disparo que te mató podría haberse alojado en cualquiera de
los que estábamos cerca de ti. Podría haber sido para mi y todo lo que desde
entonces me ha acontecido habría sido borrado. Las cosas que he visto, la gente
que he amado, la hija que tuve, las batallas que gané y las que perdí no
existirían. Eso es lo que te fue robado. Por eso hoy se te hace justicia, por
eso hoy tu gente te quiere devolver lo que se te arrebató.
Con
estas palabras terminó y se ganó el reconocimiento de los andaluces y de quien
lo escuchamos.
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