miércoles, 10 de abril de 2013

www.elmundodehedonia.blogspot.com: Desde España: Se vive intensamente la Semana Santa en las principales ciudades de Andalucía / Antonio Banderas se nombra hijo predilecto de Andalucía.



Gaby Gazcón
Dirección General

Violetta, Israel y Viktor
Colaboradores

María Esther Beltrán Martínez
Corresponsal en España


DESDE ESPAÑA

Se vive intensamente la Semana Santa
en las principales ciudades de Andalucía

María Esther Beltrán Martínez
Fotos: Carlos Santana Ruíz




Andalucía, España.-  Una semana donde se  engalana las calles de las principales ciudades de Andalucía es la Semana Santa. Tronos, pasos, bandas musicales, capirotes de colores, nazarenos, mujeres vestidas de negro con sus mantillas, saetas e  imágenes que procesan por diversas calles del centro de las ciudades son los responsables de recrear una  Semana Santa inolvidable.
Las cofradías son grupos encargados de trabajar durante  todo el año para que la Semana Santa luzcan sus imágenes, históricas en su mayoría de los casos ,resplandecientes en su trono. Estos son llevados por decenas y como en el caso de Málaga por centenares de cofrades. Para poder hablar de los elementos que encierra cada trono y cada procesión se tiene que saber un poco de la jerga de cada ciudad.
Está vez quiero compartir la experiencia. Desde la vista del observador que disfruta de cada procesión y  queda admirado por el paso de las diversas imágenes que lucen en tronos pequeños durante su traslado hasta las impresionantes procesiones de Semana Santa.
Aunque las cofradías trabajan todo el año donde realmente se lucen a la vista del público es con los traslados. Que es la salida de las imágenes de sus templos para llevarlas a la casa de la hermandad, el cambio se hacen en andas pequeños tronos en comparación a los procesionales. Las casas de los cofrades son en algunos casos museos donde se conservan los mantos que son finamente bordados, los candiles, el vestuario y los accesorios que llevan casa hermano cofrade durante su procesión.

En Granada, Sevilla, Cádiz y Córdoba la manera de llevar los tronos es por costaleros nominación que tienen los hombres que sobre la espalda cargan el peso; mientras que en Málaga los hombres de trono meten su hombro debajo de los varales, que es la pieza de metal o madera de varios metros de longitud que sobresale de la estructura de trono.
Uno de los traslados más esperados en la Costa del Sol es la del Cautivo. Al salir de su templo se tiene una misa a las seis de la mañana y comienza el recorrido hasta el hospital civil. lugar donde se cantan saetas y los enfermos pueden pedir al Señor por su salud. Durante el trayecto a su Casa de hermandad son miles los que observan su paso mientras le avientan claveles rojos. Hay varios momentos donde se detienen para bajar los claveles y dejar espacio para el resto del camino. Jesús Nazareno vestido con su túnica blanca es acompañado por la Virgen de la Trinidad.
El domingo de Ramos inicia la procesiones con La Pollinica, caracterizada porque se suman centenares de niños que acompañan a Jesús a su entrada en Jerusalén a lomos de una burra un pollino.
Cada día se suman entre cinco y seis procesiones en Málaga el cortejo procesional esta formado por Cristo y Virgen cada uno con sus penitentes, banda musical y decenas de nazarenos.

Los nazarenos son los que dan colorido a la procesión cada cofradia tiene su color distintivo y en dos filas marcan los pasos de los tronos son los que abren paso en las calles, algunos llevan estandartes,y el libro de reglas de su agrupación.
Las familias viven la Semana Santa con mucha intensidad, ocupan lugares en las calles y cargan con sillas y bocadillos para sus hijos. Mientras que los niños esperan con ilusión el paso de los nazarenos que llevan velas y esperan su paso para pedirles cera para hacer bolas enormes que guardan año con año. Mientras que no se les pierda.
El paso de la banda es sonoro es la encargada de dar el paso de los tronos que al ritmo que marcan caminan los hombres de trono, que lucen túnicas del color de la cofradía. En sus rostros se marca el peso que llevan en los hombros, el esfuerzo que realizan por dar cadencia y ritmo. Además de la enorme precisión que deben tener al dar vueltas en la esquinas estrechas de las calles andaluzas.
Los hombres de trono son ovacionados cuando levantan con un brazo el trono al encontrarse frente a otro. El saludo se hace y la banda toca se ve el movimiento lento y rítmico de las imágenes en lo alto. Es un momento emocionante.

La belleza es patente cualquier persona queda admirado por las diversas tallas de tronos, la confección de los mantos, uno de ellos realizado con flores naturales otros con hilos de oro. Las coronas de las Vírgenes, los detalles que llevan en su vestimenta como en los tronos. Los Cristos y la elegancia de las Vírgenes es un conjunto visual que da Andalucía.
Los estados de ánimo que proyectan es palpable desde la alegría de ver a la Pollinica, la novia de Málaga que es la Rocio, como el silencio y la tristeza al paso del Sepulcro y la Servita que pasa por las calles en la oscuridad y sólo se escuchan los rezos de sus cofrades.
Vivir la Semana Santa en Andalucía es un banquete de colores, de fiesta, de fe y de mucha belleza.


Antonio Banderas se nombra hijo predilecto de Andalucía

*Sus discursos son claros emotivos y  pragmáticos

María Esther Beltrán Martínez



Andalucía, España.-  El veintiocho de febrero se celebró el día de Andalucía y se entregaron reconocimientos a ciudadanos destacados por su trayectoria profesional,   entre los que se encontraron empresarios, ciudadanos, artistas, cineastas y  el actor malagueño  Antonio Banderas.
Antonio es reconocido por su trayectoria profesional internacionalmente y aunque en Andalucía es un  punto de referencia su trabajo lo que influye para que lo nombren como hijo predilecto es su  labor  personal .
José Antonio Domínguez Banderas, es un ciudadano que participa intensamente en las actividades de Semana Santa en su Málaga natal. Participa en actos universitarios y culturales.  Y se desenvuelve con sencillez y carisma. Sonriente y atento brinda siempre una sonrisa.
Y al agradecer el reconocimiento dejó ver su personalidad, sus palabras fueron directas y con mucha emotividad.
“Incomprensiblemente plantado en un lugar y en una posición ocupada anteriormente por individuos cuyas trayectorias humanas y profesionales superan claramente a la mía, doy comienzo a mi intervención enfundado en la piel de una especie de Hamlet malagueño, superado por montañas de preguntas sin respuestas, y de más tribulaciones que certezas. Y si bien el reconocimiento que hoy se me otorga abre la puerta de esas incertidumbres, es el contexto en el que esto se produce lo que sin duda desata dentro de mí una batalla contra mi inseguridad. La guerra del yo, contra mí mismo.La obviedad, y el continuo martilleo de ese contexto, es decir, la situación que vive nuestra gente, nuestro pueblo, como consecuencia de la maldita crisis que padecemos, y de todos los rotos que ésta va dejando a su paso, no sólo no atenua, sino que acentúa el dramatismo de una letanía a la que diariamente se van añadiendo seres humanos que sufren, individuos con nombres y apellidos que pelean por mantenerse a flote, por no hundirse en este océano confuso de numeros macro-económicos, despiadados mercados, y primas de riesgo.
Yo no tendría vergüenza, ni agallas para mirarme mañana al espejo, si solo dedicará este momento a lanzar, desde esta tribuna, agradecimientos floridos, alabanzas más o menos folclóricas y amanerados piropos a la tierra a la que todos los que aquí estamos amamos profundamente. De eso no me cabe la menor duda. Y me pregunto: ¿Podemos en estos momentos, en el que todos estamos inmersos, de una manera u otra, en una superlativa cacofonía de voces contrarias, acertar a decir algo que traspase el muro de unos oídos exhaustos de oír ecos discordantes, promesas vacías y declaraciones huecas?   ¿Puedo pronunciar alguna palabra que aporte un cierto valor, o un mensaje de esperanza. Y sobre todo algo, no que posea el don de la verdad, eso sería demasiado pedir en un momento en el que parece que todos somos sospechosos de algo, sino que sea mínimamente creíble? Yo, que soy un optimista estúpidamente romántico creo que sí, que sí es posible. No tanto por las garantías, y la credibilidad de quien os habla, sino por la voluntad del que escucha.”
Antonio habló de la diversas fuentes de riqueza que tiene Andalucía en lo agrícola, en el campo literario, destacó la labor de  Esther Yáñez González-Irún quien fue la primera  mujer que ingresó en la Escuela Naval de la Marina en Pontevedra. Destacó el trabajo artístico de la bailarina y coreógrafa Maria Rosa Orad Aragón entre otros destacados andaluces.
Antonio emocionó al recordar las acciones que pasaron en Málaga:
“El 4 de diciembre de 1977 yo participaba en los ensayos de una obra de teatro con mis compañeros del grupo independiente Dintel. Se llevaban a cabo estos en una casa en ruinas del malagueño barrio del Perchel. Yo tenía 17 años, los bolsillos vacíos, pero el alma llena de ilusiones y planes más o menos imposibles. A media mañana comenzaron a oírse a cierta distancia de donde nos encontrábamos los ecos de una multitud que iba poco a poco tomando las calles céntricas de nuestra ciudad. Los ensayos comenzaron paulatinamente a perder interés a medida que sentíamos la urgencia y la curiosidad por ver con nuestros propios ojos el acontecimiento histórico que estaba teniendo lugar a pocos metros de donde nos hallábamos.  Debido a la falta de concentración que se apoderó de todos nosotros el director de la obra decidió, con buen criterio, suspender los ensayos y dejarnos ir, decisión que fue recibida con alborozo por parte de todos los miembros del grupo.

Salimos de allí en estampida, y a poco nos incorporábamos al río de gente que avanzaba con aires más festivos que reivindicativos. Sorprendía la gran cantidad de personas que se había dado cita en aquella primera celebración  del día de Andalucía, y el carácter alegre de la manifestación. Recuerdo ver muchos niños, algunos portados a hombros de sus padres, así como grupos de gente, que acompañados por una guitarra, entonaban canciones típicas de nuestra tierra. Frente a otras demostraciones callejeras de las que yo había sido testigo, aquella se desmarcaba y establecia un factor diferencial subrayado por las sonrisas en las caras de todos, por el orgullo de salir a la calle como andaluces, como pueblo que se reconocía en su propia idiosincrasia. Pero no duró mucho la fiesta, pues a poco de habernos unido a la manifestación, 10, quizás 15 minutos después, todo cambió. El lugar donde nos encontrábamos era el puente de la Prolongación de la Alameda. Desde esa posición, y a pesar de los años transcurridos, esto es lo que recuerdo. Al principio, un detalle insignificante, pero al que recuerdo prestar atención. Una señora, con sus hijos de la mano, corría en dirección contraria al sentido de los manifestantes. Al pasar junto a nosotros la oí decir, " tenía que pasar, tenía que pasar". Unos segundos después, no muchos, el número de personas que emprendían lo que interpreté como una huída, iniciaban el mismo camino en dirección contraria que había seguido la señora con los niños. Sus caras ya no enseñaban sonrisas sino miedo. A partir de ese momento, lo que recuerdo es una concatenación de imágenes confusas, y rápidas que probablemente han sufrido el desperfecto lógico tras haber permanecido muchos años en los cajones de mi memoria.  Luces azules de las furgonetas antidisturbios, carreras desesperadas, caídas, una bandera con los colores de nuestra tierra caída en el suelo y en la que se enredaban los pies de alguien que corría, un bote de humo que saltaba entre la gente que se empujaba, gritos en medio de una niebla que se agarraba a la garganta.
No lo supe en aquel momento, pero a muy pocos metros de donde yo me encontraba, la vida de Manuel José García Caparrós había pasado del blanco y verde de la mañana al negro eterno de lo irreversible, de lo que ya no tenía arreglo. Había caído abatido por un disparo que hizo diana en el corazón de todos los andaluces, tiñendo de dolor a un pueblo que minutos antes cantaba ilusionado el inicio de un camino hacia un futuro que habría de salvar obstáculos, momentos claros y oscuros, vicisitudes, pero que estaba rodeado de esperanza.
Confieso sentir un estremecimiento casi sobrenatural al comprobar lo paradójico de este momento en el que me encuentro en relación a Manuel José. El haber estado a tan pocos metros de él cuando se enfrentó a sus últimos pensamientos, su última mirada a esa Andalucía que se desmoronaba a su alrededor, y volver a reencontrarme con su memoria el día en que ambos recibimos el título de hijos predilectos de nuestra tierra es hoy para mí motivo de reflexión compleja y profunda. Desata un aluvión de preguntas a las que me veo obligado a responder por respeto a ti, y al precio que pagaste por salir a la calle aquella mañana del 4 de diciembre a defender la libertad, el nombre de tu tierra y la dignidad de sus gentes.
Manuel José, hoy sé que el disparo que te mató podría haberse alojado en cualquiera de los que estábamos cerca de ti. Podría haber sido para mi y todo lo que desde entonces me ha acontecido habría sido borrado. Las cosas que he visto, la gente que he amado, la hija que tuve, las batallas que gané y las que perdí no existirían. Eso es lo que te fue robado. Por eso hoy se te hace justicia, por eso hoy tu gente te quiere devolver lo que se te arrebató.
Con estas palabras terminó y se ganó el reconocimiento de los andaluces y de quien lo escuchamos.

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